Sucesión dinástica y autoritarismo en ascenso en Nicaragua

El régimen Ortega-Murillo prepara un traspaso de poder basado en su propio círculo de confianza con el fin de continuar su proyecto familiar dictatorial.

El gobierno de Nicaragua, encabezado por el régimen Ortega-Murillo, ha anunciado un traspaso de poder que ha levantado sospechas debido a su enfoque en el círculo íntimo de confianza de la pareja presidencial. Este movimiento, que se da en medio de críticas y denuncias de autoritarismo, apunta a mantener el control del país en manos de la familia Ortega-Murillo.

El plan de sucesión, que ha sido duramente cuestionado por la oposición y la comunidad internacional, parece ser una estrategia para perpetuar el poder en una élite cercana al actual gobierno. Este enfoque en el núcleo familiar y político de Ortega y Murillo ha generado preocupación entre aquellos que abogan por la democracia y la transparencia en Nicaragua.

La designación de figuras afines al régimen para ocupar puestos clave en el gobierno y en las instituciones del país ha generado un clima de incertidumbre y tensión en la sociedad nicaragüense. La falta de apertura a la participación de actores externos y la concentración del poder en un grupo reducido de personas cercanas a Ortega y Murillo plantea serias dudas sobre la legitimidad y la representatividad de este proceso de traspaso de poder.

Ante este escenario, la comunidad internacional ha expresado su preocupación por el rumbo que está tomando Nicaragua y ha instado al gobierno a respetar los principios democráticos y los derechos humanos. La falta de garantías para un proceso electoral transparente y la consolidación de un proyecto familiar dictatorial ponen en entredicho la estabilidad y la gobernabilidad en el país centroamericano.