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Alumnos de parroquias en Azuay vuelven a clases con falencias y ‘miedo al fracaso’. En Tungurahua hay preocupación

Alumnos de parroquias en Azuay vuelven a clases con falencias y ‘miedo al fracaso’. En Tungurahua hay preocupación
Estudiantes de Bachillerato empezaron clases presenciales en la parroquia San Joaquín, en Cuenca, provincia de Azuay.
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Cerca de 20.000 estudiantes de bachillerato técnico y rural regresaron a clases presenciales en la zonal 6 del Ministerio de Educación, que comprende las provincias de Azuay, Cañar y Morona Santiago. Mientras las autoridades inauguraban la jornada en un plantel urbano de Cuenca con bombos y platillos, en las zonas rurales se vivía otra realidad.

Con empeño y autogestión, los directivos buscan solventar algunas falencias de infraestructura y brindar apoyo emocional para los jóvenes.

En la Unidad Educativa San Joaquín, ubicada en la parroquia rural del mismo nombre, la mañana fue de expectativa para profesores y alumnos. Algunos ya se habían visto porque por iniciativa propia y frente a su realidad social les aprobaron un Plan de Retorno Voluntario, pero desde este lunes, con la obligación, el panorama fue otro.

El rector Eduardo Zambrano comentó que en San Joaquín, donde es común que en un mismo hogar existan tres o cuatro hijos, no tienen dispositivos o internet. Algunos menores trabajan o acompañan a sus padres que son comerciantes informales, o simplemente se quedan solos en casa.

Por ese encierro de las clases virtuales, el estrés y la ansiedad, notaron que muchos alumnos llegaron tímidos y con “miedo al fracaso”, dijo Sonia Villa, vicerrectora de la jornada matutina. Por eso, buena parte de su trabajo se enfocará en motivarlos y nivelarlos académicamente, ya que son conscientes de que hay un rezago por el modelo educativo implementado a la fuerza por la pandemia.

En este plantel hay 846 estudiantes matriculados, entre ellos está Johnatan Sisalima, de 16 años, quien llegó muy elegante para sus clases presenciales. Lo que más le gustó fue salir de la casa porque desde marzo del 2020 ha pasado encerrado, comentó.

En San Joaquín, algunos estudiantes ya habían regresado voluntariamente a clases, por falta de equipos e internet en su comunidad. Foto: Johnny Guambaña

Para ayudar en la golpeada economía de su casa, Jonhnatan buscó un trabajo de medio tiempo que lo mantiene hasta hoy. Por eso ahora su jornada diaria incluirá salir de clases al mediodía y a las 15:00 presentarse en un galpón de pollos en la vecina parroquia de Sayausí, donde ha venido laborando.

Su compañero Rodolfo Contreras, que vive solo con la mamá, también estuvo animado en el regreso a clases presenciales porque siente que no aprendió bien detrás de una pantalla, especialmente Matemáticas, Física y Química.

Como en gran parte de los planteles educativos fiscales, las fallas de infraestructura están a la orden del día. Antes del 6 de diciembre, cuando según el cronograma deberán ingresar el resto de bachilleratos y décimo, noveno y octavo grados, el rector de la UE San Joaquín debe resolver varios problemas, como la falta de internet de banda ancha para los laboratorios, restaurar los techos, cambiar pisos, tapar goteras, entre otros.

Desde el Ministerio se apoya en lo que se puede por la falta de dinero, dice el rector, que también le ha tocado firmar convenios con el Gobierno Parroquial, convocar a mingas y pedir apoyo de los padres.

En la Zona 6 existen 19.558 estudiantes del nivel de bachillerato, según datos oficiales.

Preocupación de padres en Tungurahua

Desde muy temprano de este lunes los estudiantes de bachillerato técnico apresuraban sus pasos, algunos acompañados de los padres de familia u otro pariente, que querían asegurarse de que se cumplan las medidas de bioseguridad ante la preocupación por el COVID-19.

Luis Yánez acompañó a su nieta, que estaba contenta de reencontrarse con los compañeros que solo había visto a través de una pantalla. El hombre espera que con la vacunación y el cuidado que los jóvenes tengan se eviten contagios.

José Corela también llegó con su hija, preocupado, porque considera que se debía esperar un poco más de tiempo antes de adoptar la decisión del regreso a las clases presenciales.

Los padres de familia de la Unidad Educativa Ambato informaron que la semana anterior hicieron una minga para dejar las aulas en las mejores condiciones, y realizaron un aporte económico con el fin de adquirir alcohol para colocarlo en los baños.

En este plantel educativo asistió el 90 % de los estudiantes matriculados, la gran mayoría llegó sin el uniforme. En la formación se hizo guardar el debido distanciamiento. Mario Núñez, subinspector general, hizo un llamado a los estudiantes a mantenerse siempre con las mascarillas, a usar en forma permanente el alcohol o gel antiséptico y les pidió que no se tocaran el rostro con las manos.

Además les indicó que los recreos serán en distintos horarios para evitar aglomeraciones.

El gobernador de Tungurahua, Fernando Gavilanes, indicó que cerca de 50 de los 217 planteles educativos de la provincia cumplieron con la presentación de los protocolos para el regreso a clases presenciales, por lo que no todos los colegios podían recibir presencialmente a sus estudiantes

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